¿Qué puedo hacer si tengo la piel con impurezas y propensa al acné?

Alrededor del 70-80% de las personas presenta distintos tipos de piel con impurezas y tendencia al acné. En algunos casos de acné leve a moderado, quienes lo padecen no buscan medicación para tratar sus síntomas. Sin embargo, se aconseja consultar a un dermatólogo, incluso ante síntomas leves, ya que la intervención médica puede ayudar a prevenir un agravamiento y complicaciones como la formación de cicatrices.

Los tratamientos no médicos y dermocosméticos, como limpiadores, tónicos, exfoliantes, hidratantes y productos cubrientes, están disponibles en farmacias sin necesidad de receta: estas alternativas ayudan a limpiar, aclarar y cuidar la piel con impurezas y propensa al acné. Además, los afectados pueden implementar cambios en su estilo de vida para controlar los brotes y reducir los síntomas.

Antes de elegir qué tipo de tratamiento no médico aplicar, es esencial identificar los síntomas que están causando el problema. Los tratamientos para la piel con impurezas y propensa al acné, así como para el acné leve a moderado, suelen centrarse en una o más de las cuatro características asociadas con esta condición.

Actúan de la siguiente manera:

• Reduciendo la producción de sebo y, por ende, controlando la seborrea.
• Acelerando la renovación de las células cutáneas y, así, ayudando a tratar la hiperqueratosis.
• Combatiendo la infección bacteriana provocada por la colonización microbiana.
• Disminuyendo potencialmente la inflamación, lo que a su vez ayuda a suavizar las marcas, las pápulas y las pústulas.

La piel con impurezas y tendencia al acné es un fenómeno cutáneo muy común, que suele comenzar en la pubertad, etapa en la que tanto chicos como chicas atraviesan importantes cambios hormonales. Los andrógenos, hormonas responsables de estimular las glándulas sebáceas, provocan un aumento en la producción de sebo (seborrea): esta sobreproducción de sebo puede afectar el proceso natural de renovación de la piel.

Cuando la piel genera demasiado sebo y no elimina correctamente las células muertas, ambos componentes pueden acumularse en el folículo piloso, formando un tapón blando. Este tapón puede hacer que la pared del folículo se sobresalga, creando una espinilla o grano en la cara (o comedón cerrado), o bien, abrirse hacia la superficie y oscurecerse, formando un punto negro.

Los granos, también llamados pápulas o pústulas, son áreas inflamadas y enrojecidas de la piel con un centro blanco que se producen cuando los folículos obstruidos se inflaman o se infectan. Los bloqueos e inflamaciones que ocurren a mayor profundidad en las glándulas sebáceas originan bultos debajo de la piel, conocidos como quistes. Estas impurezas suelen aparecer en el rostro, los hombros, el pecho y la espalda, al ser las zonas donde se genera más sebo.

Hormonas. Aunque el acné es más común en adolescentes, cada vez más adultos presentan piel con impurezas y tendencia al acné, especialmente mujeres que atraviesan cambios hormonales durante el embarazo, la menstruación o debido a condiciones hormonales como el síndrome de ovario poliquístico.

Bacterias. La piel propensa al acné suele ser más grasa debido a la excesiva producción de sebo, lo que aumenta el riesgo de proliferación bacteriana. Bacterias normalmente inofensivas que viven en la piel pueden crecer en exceso, causando irritación e inflamación en las glándulas sebáceas agrandadas.

Genética. Existen evidencias que sugieren que la predisposición genética juega un papel importante en el desarrollo del acné: si ambos padres han tenido acné durante su adolescencia, es muy probable que sus hijos también lo desarrollen. Del mismo modo, los hijos de personas que han sufrido acné en la edad adulta tienen una mayor probabilidad de experimentar acné en esa misma etapa.

Además de los hechos, hay una gran cantidad de mitos en torno a las causas de la piel propensa al acné: estos falsos conceptos culpan injustamente a la persona afectada de su condición. Por ejemplo, se suele afirmar que quienes tienen piel propensa al acné son poco higiénicos o no se lavan adecuadamente. Sin embargo, es importante señalar que lavarse en exceso puede ser más perjudicial para la piel con tendencia al acné que lavarse de manera insuficiente, ya que el frote excesivo puede causar irritaciones y grietas en la piel. También se dice que estas personas siguen una dieta poco saludable.

Si bien mantener una alimentación equilibrada es siempre beneficioso, hay escasas evidencias que demuestren que los alimentos grasos o el chocolate empeoren los síntomas del acné.

Aunque las principales causas de la piel propensa al acné suelen ser hormonales o genéticas, hay otros factores adicionales que, según se ha comprobado, pueden agravar los síntomas. Por ejemplo:

• Consumo elevado de ciertos carbohidratos.
• Exceso de leche y otros productos lácteos.
• Fumar.
• Uso de productos para el cuidado de la piel y maquillajes comedogénicos o irritantes, que son conocidos por obstruir los poros.

Aunque siempre es recomendable consultar a un dermatólogo, incluso ante síntomas leves y tempranos (para prevenir un agravamiento de la situación o para que valore tu caso, por si fuera necesario aplicar un tratamiento médico del acné), es útil seguir ciertas pautas:

• Emplea agua tibia en lugar de agua muy caliente o muy fría.
• Opta por maquillaje no comedogénico.
• Utiliza únicamente productos para el cuidado de la piel que sean no comedogénicos.
• Aplica solo protector solar adecuado para piel grasa y propensa al acné.
• Permite que los granos evolucionen sin tocarlos ni apretarlos, ya que esto solo empeorará la situación.

Aunque el acné moderado agrave puede requerir intervención médica bajo la supervisión de un médico o dermatólogo, el acné comedogénico leve a menudo puede tratarse sin necesidad de medicamentos. Los farmacéuticos pueden proporcionar una variedad de productos para el cuidado dermocosmético; entre ellos, se destacan los siguientes:

• Antibacterianos tópicos, como el decandiol, que ayuda a eliminar bacterias.
• Licocalcón A, un potente antiinflamatorio.
• L-Carnitina, que disminuye la producción de sebo.
• Ácido láctico, que actúa como agente queratolítico.

Estos productos se pueden aplicar en cualquier área afectada, ya sea la cara, los hombros, el pecho o la espalda. También pueden usarse como un tratamiento complementario al tratamiento estándar con medicamentos, ayudando a mitigar efectos secundarios como la sequedad de la piel o sensibilidad a la luz solar.

Debido al riesgo adicional de marcas de acné provocadas por la exposición solar y a un aumento en la producción de sebo, es fundamental incorporar una protección solar específica en la rutina diaria de cuidado de la piel. Por ejemplo, Eucerin Sun Gel-Creme Oil Control Dry Touch SPF 50+/30 ofrece una protección completa contra los rayos UVA y UVB, además de resguardar las células biológicas. Su Tecnología Oil Control con L-Carnitina ayuda a regular la producción de sebo, mientras que una mezcla de tres pigmentos absorbe los lípidos para lograr un acabado mate, seco y duradero en la piel.

Además de las cremas y geles utilizados para tratar los síntomas de la piel propensa al acné, también hay productos que pueden ayudar a disimular los efectos visibles. Por ejemplo, se puede aplicar maquillaje no comedogénico para cubrir las imperfecciones faciales, aunque es crucial retirarlo con un limpiador suave al final del día. Los hombres también pueden emplear maquillaje de camuflaje para reducir el enrojecimiento y lograr un tono de piel más uniforme. Además, se pueden utilizar correctores en pequeñas áreas afectadas.

Contrariamente a lo que se suele creer, las máscaras de pasta dentífrica o aspirina no son efectivas para secar los granos. No hay evidencia médica que respalde su uso en este sentido; de hecho, contiene ingredientes que pueden irritar y dañar la piel. Asimismo, es recomendable mantener una dieta saludable, evitar lugares donde la piel esté expuesta al humo o a la suciedad y considerar los efectos psicológicos de tener la piel impura, implementando estrategias que mejoren la autoestima y la autoconfianza.

Una rutina de limpieza y cuidado puede tardar varias semanas en mostrar resultados, por lo que es importante tener paciencia y perseverancia.