La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel muy común, crónica, que afecta a los adultos, a los niños y a los bebés, en la piel de la cara y del cuerpo es muy seca e irritable. Lo habitual es que la dermatitis atópica presente dos fases: la fase activa (que también se conoce como brotes) y la fase inactiva (que también se llame interbrotes). Es importante que los afectados protejan su piel durante las fases de inactividad de la enfermedad con el fin de retrasar la siguiente aparición del siguiente brote. Además, deben tener especial cuidado durante los meses de otoño (octubre, noviembre) y los meses de primavera (abril, mayo).
Signos Y Síntomas
Qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica (o eccema atópico) es una enfermedad crónica no contagiosa en que la piel de la cara o del cuerpo presenta constantemente sequedad, picor e irritación. En otras palabras: se trata de una enfermedad inflamatoria, cada vez más frecuente, sobre todo en el mundo occidental. Afecta al 10% de la población mundial (entre el 10-20% de los niños y el 2-5% de los adultos resultan afectados) y, durante los últimos 30 años, el número de casos ha aumentado en un 200-300%.
En los niños pequeños y los bebés, la zona de la piel afectada de manera más común es la cara, aunque, a medida que van cumpliendo años, la erupción se puede propagar al cuerpo. La dermatitis atópica facial afecta a todas las edades y suelen aparecer como zonas secas y escamosas en el cuero cabelludo, en la frente, alrededor de los ojos y detrás de las orejas. Es muy común también que aparezcan síntomas en las mejillas, sobre todo en los bebés.
Los síntomas varían según las personas, las estaciones del año, e incluso los días. Los afectados notan que hay dos fases diferentes en la piel atópica: inactiva ("interbrote") y activa ("brotes").
Durante los brotes, los afectados sufren: picor de ligero a intenso, piel enrojecida o muy enrojecida, descamada, de aspecto desigual, hinchada, dolorida e incluso con ligero sangrado.
Durante la fase de interbrotes, los síntomas son sequedad de ligera a muy intensa, ligera descamación, irritabilidad dérmica (un estado crónico -no una enfermedad -que también se conoce como xerosis) y la zona afectada puede presentar pequeñas grietas cicatrizadas.
Además de los problemas que provoca la irritación de la piel propiamente dicha, la dermatitis atópica puede provocar otros problemas físicos y psicológicos como falta de sueño, discriminación hacia la persona, estrés y una falta general de confianza en uno mismo, sobre todo en el caso de la dermatitis atópica facial. A menudo los afectados limitan sus actividades diarias, cambian el tipo de ropa que llevan, la alimentación y el maquillaje que eligen. Incluso pueden verse afectadas sus relaciones sentimentales si el afectado considera que su atractivo queda reducido por los síntomas.
Sufres de Dermatitis atópica si….
- Su piel está seca y enrojecida y, a diferencia de la piel seca y muy seca, no se puede curar sino sólo someter a tratamientos de prevención.
- Tiene una piel propensa a sufrir descamación, engrosamientos y grietas. La piel pica intensamente y tiene tendencia a enrojecerse e inflamarse. Esto no sólo se debe a una deficiencia de la hidratación, sino también a una alteración del metabolismo de ácidos grasos que puede dar lugar a una alteración de la función de barrera que tiene la piel.
- Sufre brotes de erupciones.
Si tiene dudas sobre los síntomas, consulte con el médico de familia, el dermatólogo o el pediatra.
Causas Y Desencadenantes
Posibles causas y factores desencadenantes de la dermatitis atópica
No existe una sola causa probada de la dermatitis atópica y, por desgracia, tampoco tiene cura. Sin embargo sí se pueden evitar los factores desencadenantes y, con un cuidado diario proactivo, se pueden prolongar las fases sanas de piel atópica. Además, la piel se puede someter a un tratamiento intensivo se alivian rápidamente los síntomas de los brotes.
Diversas teorías genéticas y medioambientales tratan de explicar por qué algunas personas acaban sufriendo dermatitis atópica y otras no. Son las siguientes:
- Causas genéticas. La dermatitis atópica es la forma más común de eccema y está relacionada estrechamente con el asma y con la fiebre del heno.
Si ambos padres sufren dermatitis atópica, sus hijos tienen un 60-80% de probabilidades de heredar la enfermedad de los padres.
- Clima/contaminación. Vivir en un país desarrollado, en una ciudad (especialmente las que tengan niveles elevados de contaminación) o en un clima frío parece aumentar el riesgo. Por ejemplo, los niños que viven ciudades frías del centro o el norte de España, tienen más probabilidades de sufrir dermatitis atópica que los que viven en ciudades más templadas..
- Género. Las mujeres son algo más propensas que los hombres a sufrir dermatitis atópica.
- La edad de la madre en el momento del parto. Cuanto mayor sea la madre al dar a luz a su hijo, mayor probabilidad existe de que el niño acabe sufriendo dermatitis atópica.
Existen cuatro factores de patogenicidad en la dermatitis atópica:
1. Deficiencia hereditaria de filagrina; deficiencia de los factores naturales de hidratación como son los aminoácidos.
2. Alteración en el metabolismo epidérmico de los lípidos (ceramidas, colesterol y ácidos grasos libres) y alteración en la formación de lípidos de barrera.
Estos factores dan lugar a una piel seca que tiene alterada su función de barrera. Con ello se facilita la penetración de los agentes infecciosos:
3. Crecimiento bacteriano (Staphylococcus Aureus) y secreción de superantígenos.
4. Influencias del entorno, como agentes irritantes, alérgenos, contaminación.
La piel seca e irritada deriva en inflamación y picor. El picor constante puede traducirse en un rascado constante. Con ello se rompe la barrera de la piel, apareciendo un entorno húmedo, propicio para la infección de bacterias. A su vez, esto provoca irritación y el consiguiente dolor e inflamación. Y así va continuando el ciclo atópico (vea la ilustración).
Factores Complementarios
Otros factores que influyen en la dermatitis atópica
Hay otros factores que pueden agravar los síntomas ya existentes, aunque varían mucho de una persona a otra. Son:
- ciertos alimentos y bebidas (principalmente los productos lácteos, los frutos secos, el marisco y el alcohol)
- alérgenos (ácaros domésticos, polen y polvo)
- formaldehído
- detergentes
- estrés
- falta de sueño
- sudor
- tabaquismo
Lea más sobre los factores que influyen en la piel.
Soluciones
Cómo controlar los síntomas de la dermatitis atópica
Aunque no hay "curación" para la dermatitis atópica, los síntomas se pueden tratar con ciertos cuidados periódicos y sistemáticos.
Emolientes
Los emolientes (que también se denominan hidratantes) son clave para estos cuidados de la piel y se deben utilizar todos los días, independientemente de si se está en fase activa o en fase inactiva. Los emolientes son lociones, cremas faciales, ungüentos y aditivos para el baño o la ducha, que aportan lípidos a la piel y ayudan a mantenerla suave, húmeda y protegida frente a agentes irritantes. De esta manera se previenen los picores y se puede reducir la frecuencia con que aparecen los brotes.
El papel de los emolientes es prevenir los brotes de la dermatitis atópica. Se conocen como de prevención del brote.
Con la dermatitis atópica facial, resulta de particular importancia que los hidratantes formen parte de la rutina diaria del cuidado de la cara.
Los ingredientes clave de los emolientes pueden ser:
- Ácidos grasos omega 6 procedentes del aceite de onagra y aceite de semilla de uva. Estos factores suavizan y nutren la piel enferma a la vez que reponen la barrera protectora natural de la piel.
- Licocalcón A (un extracto de la raíz de la regaliz). Se trata de un antioxidante y antiinflamatorio natural que reduce el enrojecimiento y calma la inflamación.
Tratamientos dermatológicos
Los tratamientos médicos, como los preparados tópicos (que habitualmente contienen hidrocortisona) abordan los síntomas que se presentan en los brotes y permiten reducir la inflamación y el picor.
Los corticoides son muy efectivos y de acción rápida, y alivian los picores en los casos de brotes agudos. Sin embargo, no es una opción sostenible a largo plazo ya que su utilización prolongada puede dar lugar a efectos secundarios negativos. Además, no se puede aplicar sobre grandes superficies de la piel y pierde su eficacia si se utilizan de manera continuada.
Cuidado diario personal para la dermatitis atópica facial
- Las temperaturas frías, fundamentalmente por la noche, son útiles ya que el sudor provoca irritación y picores.
- Lo mejor es conservar en el frigorífico los productos de cuidado de prevención del brote ya que la aplicación de cremas y lociones frías ofrece mayor alivio de los picores.
- Se puede utilizar maquillaje pero lo mejor es usar productos pensados para pieles sensibles.
- Llevar un diario puede facilitar la tarea de determinar qué alimentos y bebidas empeoran los síntomas.
- Los destinos de vacaciones en localidades útiles para tratamientos climáticos, como las que existen en el Mar del Norte, en el Atlántico, en el Mar Muerto, en el Mar Mediterráneo o en zonas de alta montaña, pueden resultar de utilidad.
- Los ejercicios de relajación como los del yoga y la meditación pueden reducir el estrés, uno de los factores que puede influir en la dermatitis atópica facial.
- Cuando se producen picores, es mejor dar golpecitos sobre la piel que rascarla. Al dar golpecitos se calma la piel pero sin dañarla. Tras la ducha, séquese la piel dando golpecitos con la toalla hasta que esté casi seca y aplíquese inmediatamente una crema o loción.
- Mantenga cortas las uñas de los niños y bien limadas para evitar las infecciones que provoca rascarse.
- Evite las irritaciones mecánicas como las que provocan las esponjas duras.
Si no está seguro sobre el tratamiento a seguir, consulte con el médico de familia, el dermatólogo o el pediatra.